Autor; Francisco Pineda CastilloMálaga. 30-06-03 (Artículo transcrito)
La influencia que los poderes mediáticos ejercen sobre el ciudadano en general y en la conformación de la opinión pública se ve acrecentada en periodos de conflicto armado, bajo el pretexto de la seguridad nacional. Este artículo analiza las actitudes de algunos medios de comunicación estadounidenses, reflejadas en el lenguaje, ante la imposibilidad de la administración Bush de dar con el paradero de las armas de destrucción masiva (ADM), supuestamente en poder del régimen de Saddam Hussein y justificación última de Estados Unidos para invadir Irak. No sólo se pretende dejar constancia de la parcialidad con que determinados medios abordan ciertos temas, especialmente aquellos relacionados con la seguridad nacional, sino también señalar algunas claves para su descodificación e interpretación.
La aparición en la portada del New York Times (03-06-03) de una noticia sobre liberalización de la propiedad de medios de comunicación de masas por parte de la administración estadounidense, desató una vez más las sospechas, por otra parte más que fundadas, sobre la vinculación y convivencia de los medios y la administración Bush. Aunque por un ajustado 3-2, la Comisión Federal sobre Comunicaciones (FCCpor sus siglas en inglés) dio carta de naturaleza a una realidad indiscutible: la respuesta positiva de los medios a la petición de la Casa Blanca para que contribuyeran a convencer a la opinión pública estadounidense en un primer estadio, y a la opinión pública de Occidente posteriormente, de la insoslayable necesidad de invadir Irak.
Pretendo presentar evidencias de cómo el lenguaje, instrumento al servicio de los grupos de poder mediáticos, se erige en baluarte primordial de una batalla informativa encaminada a justificar lo hasta la fecha injustificable: la posesión por parte del régimen iraquí de armas de destrucción masiva (ADM).
No es objeto de este estudio dilucidar si Irak posee ADM o no. Ni tampoco lo desacredita el que se puedan materializar las sospechas e intuición de los servicios secretos. Por el contrario, se trata de un alegato en favor de la rigurosidad, veracidad e imparcialidad informativas, especialmente en un tema en el que está en juego la paz y la seguridad mundial.
Para alcanzar los objetivos propuestos se van a analizar las noticias relacionadas con las ADM, publicadas en el New York Times y The Washington Post y emitidas por las cadenas de noticias Fox News y CNN. El análisis que se aplicará será eminentemente lingüístico, sin menoscabo de otras aproximaciones deí ndole política, social, económica, que puedan arrojar luz sobre este enmarañado y controvertido tema.
1. Lenguaje y sociedad
Los trabajos al respecto son tan contundentes (Fowler y otros, 1979) que no se aborda en esta comunicación el hecho de que el uso del lenguaje no es simplemente una consecuencia o reflejo de la organización social, sino parte integral de los procesos sociales. El lenguaje es un arma de doble filo. Según Lakoff (1990), «nos sentimos a merced del lenguaje y de sus manipuladores, los dudosos profesionales –publicistas, políticos, telepredicadores– que lo utilizan con una cínica habilidad para arrastrarnos, inocentes aficionados, hasta sus telarañas de palabras». Soy lingüista aplicado, por vocación y por formación. Como tal, asumo y adopto la definición de Kaplan y Widdowson (1992), en la que ponen de manifiesto el carácter práctico de esta relativamente reciente disciplina. «Siempre que usemos el conocimiento sobre el lenguaje para solucionar un problema de naturaleza lingüística, podemos denominarlo Lingüística Aplicada. Se trata de una tecnología que convierte las ideas abstractas y los resultados de la investigación en material accesible y relevante para el mundo real; media entre teoría y práctica» (mi traducción).
Hay que dejar constancia de que en el propio Estados Unidos hay voces disonantes, que generalmente reciben, sino toda, parte de la atención que merecen. Por ejemplo, un gran número de personas del mundo del espectáculo, Susan Sarandon, Martin Sheen, o Tim Robins, por citar algunos de los más activos miembros, se han opuesto públicamente a la invasión de Irak, y a cualquier tipo de violencia o guerra originada por su país
De la definición anterior podemos sacar una función del lingüista aplicado, ayudar a la sociedad a entender e interpretar las manifestaciones lingüísticas en clave política por medio de la aplicación de teorías y paradigmas lingüísticos. Estudio el lenguaje y el uso que se hace del mismo tanto en comunidades anglosajonas como hispanohablantes; concretamente analizo las diferencias y similitudes que emanan de la cobertura informativa de los diferentes medios, prensa y televisión primordialmente.
Algunos autores (Fowler, 1991) han analizado exhaustivamente la función que la estructura lingüística desempeña en la construcción de las ideas en la prensa, defendiendo que el lenguaje no es neutral, sino un elemento mediador muy poderoso. En otros trabajos (Fairclough, 1992; 1995; Thomas y Wareing, 1999) se sugiere cómo nuestro conocimiento del mundo está mediatizado por la prensa y las empresas de radiodifusión y cómo el análisis lingüístico puede proporcionar aproximaciones sobre la forma en que tal mediación puede condicionar la representación de personas, lugares y acontecimientos.
En un volumen publicado en honor al profesor Ager (Wright y otros, 2000), Michael Townson hace una coherente argumentación a favor del conocimiento de otras culturas. Asimismo, el estudiante de lenguas extranjeras enriquece su visión y conocimiento de su propia lengua y cultura a través del contacto con otras lenguas y otras culturas. Townson recoge una alusión de George Bernard Shaw en su obra La otra isla de John Bull, en la que decía: «Yo no sabía cómo era mi propia casa, porque nunca había salido de ella». Un proceso similar está ocurriendo en la sociedad estadounidense, tan encerrada en sí misma que encuentra gran dificultad en afrontar sus nuevas realidades con una perspectiva global.
1. La doble moral
En el capítulo 3 de Language and Peace (Schäffner y Wenden, 1995), Chilton y Lakoff afirman que los encargados de diseñar la política exterior de los gobiernos en colaboración con los expertos académicos suelen hablar de un «concepto» de política exterior, por el que todo nuevo gobierno tiende a adoptar unas directrices generales en términos de política exterior al tomar posesión. Según estos autores, la metáfora es el recurso más usado para expresar no sólo las palabras sino las formas de pensar, y éstas esconden, en muchos casos, medios de legitimación de una determinada política.
Resulta irónico que el presidente de la nación más poderosa del planeta se autoproclame líder del mundo libre y defensor de la libertad en el mundo cuando decide, unilateralmente y sin la aprobación de la ONU, «liberar» al pueblo iraquí de la tiranía a la que lo sometía Saddam Hussein y el Partido Baas que le daba cobertura. Bush personalmente no parece muy interesado en ocultar o enmascarar su arrogante posición como presidente del país más poderoso del mundo y «más brillante señal de libertad».
El investigador tiene la obligación moral, tanto en el ámbito individual como en el social, de buscar la verdad, la justicia, y el conocimiento. Sin embargo, el investigador vive en un mundo interrelacionado, con una estructura social en la que todos dependemos de todos. En el caso concreto del lingüista, al ser el lenguaje su objeto de estudio, y sus actos de habla, el material primario de análisis resulta de capital importancia que la información que recibe sea fiel y exacto reflejo de la realidad.
Desgraciadamente, los medios de comunicación de masas nos tienen acostumbrados a presentarnos la información con el sesgo partidista del grupo de presión que los sustenta. En este sentido, asistimos diariamente a imprecisiones, inexactitudes, omisiones intencionadasy finalmente mentiras, en un intento de los medios por justificar y apoyar los intereses de una minoría poderosa.
El poder de un gobierno reside en su habilidad para persuadir. Y ese poder de persuasión descansa en el acceso a los medios de comunicación y la capacidad para modelar la información (Silberstein, 2002). En este artículo el grupo de presión objeto de nuestra atención no es otro que la administración estadounidense. Semánticamente no debería aceptarse que un país se considere el baúl de la democracia occidental, líder del mundo libre, cuando en su propio país tienen cabida un gran número de atrocidades en nombre de la libertad. A continuación citamos algunas de ellas:
- • Casi cuatro millones de personas sin hogar(CNN).
- • 41 millones de personas sin seguro médico(CNN).
- • 15.000 asesinatos al año (en el primer semestredel año 2003 se han superado los 8.500) (CNN).
- • Hasta el 27 de junio de 2003, 11 estados de la Unión prohibían explícitamente la sodomía en privado entre adultos del mismo sexo. De ellos, cuatro estados incluían la prohibición a adultos de distinto sexo(The New York Times).
- • Pena de muerte en casi 2/3 de los estados(Newsweek).
Además existe una legislación, generalmente a nivel estatal y por tanto variable de unos estados a otros, que podríamos definir como ataques a la libertad de baja intensidad. A continuación citamos algunas normas vigentes en Massachussets. Las fuentes son mi experiencia personal:
- • Está prohibido comprar bebidas alcohólicas los domingos en establecimientos públicos.
- • Una pareja no puede alquilar un apartamento sino está legalmente casada.
- • Las autoridades educativas, y no los padres, eligen el colegio público de los hijos, atendiendo a criterios más o menos subjetivos, como nivel cultural de los padres, ingresos, origen, grupo étnico, etc.
- • Propina obligatoria en los restaurantes.
La censura en las cadenas de televisión es un buen ejemplo de cómo existen diferentes varas de medir el concepto libertad. Se censuran los senos y los traseros de las mujeres, pero no se censuran sus vísceras, algo a lo que nos tienen acostumbrados los estudios cinematográficos con una violencia física y visual desmesurada. Se censuran los términos o expresiones malsonantes, pero se critica la falta de libertad de expresión en Cuba. Se invade Irak alegando como prueba la intuición de unos líderes políticos de que el régimen iraquí fabrica y almacena ADM, aspecto en el que Estados Unidos es pionera. Se amenaza a Corea del Norte con la invasión si no detiene sus programas nucleares, programas que Estados Unidos experimentó con un aplastante éxito en Hiroshima y Nagasaki. Se invade Panamá para controlar el Canal pero se encubre la operación con una campaña de acoso y derribo de su presidente, el general Noriega, y su supuesta vinculación al narcotráfico de cocaína,la cual es consumida en su mayoría por ciudadano estadounidenses. Se hacen campañas de desprestigio internacional, embargos y otros mecanismos desconocidos por la opinión pública contra regímenes en unos casos y se apoyan otros, como las dictaduras de Argentina, Chile y Uruguay (la famosa operación Cóndor orquestada por la CIA) que acabó con el único gobierno marxista de la historia surgido de unas elecciones democráticas con garantías constitucionales. Años más tarde se le concede el Premio Nóbel de la Paz al cerebro de la operación
Podríamos seguir enumerando casos de similar naturaleza pero no harían más que corroborar una situación que ha tomado carta de naturaleza en nuestra sociedad y que parece que ha dejado de impactarnos, si es que alguna vez llegó a hacerlo.
Desgraciadamente, los medios de comunicación de masas nos tienen acostumbrados a presentarnos la información con el sesgo partidista del grupo de presión que los sustenta. En este sentido, asistimos diariamente a imprecisiones, inexactitudes, omisiones intencionadasy finalmente mentiras, en un intento de los medios por justificar y apoyar los intereses de una minoría poderosa.
Asistimos a una doble moral de similar naturalezaa la que experimentó la sociedad británica en el siglo XIX bajo el reinado de la Reina Victoria. Si bien no puede hablarse de herencia cultural, sí podría tratarse de hermandad con la corona. En el capítulo 3 de Language and Peace (Schäffner y Wenden, 1995) Chilton y Lakoff afirman que los encargados de diseñar la política exterior de los gobiernos en colaboración con los expertos académicos suelen hablar de un concepto de política exterior, por el que todo nuevo gobierno tiende a adoptar unas directrices generales en términos de política exterior al tomar posesión. Según estos autores la metáfora es el recurso más usado para expresar no sólo las palabras sino las formas de pensar. Y éstas esconden, en muchos casos, medios de legitimación de una determinada política. Buen ejemplo de la misma es la persecución que sufrió en su vida el dramaturgo Óscar Wilde, cuya obra De Profundis estuvo prohibida en el Reino Unido durante años y vio la luz sesgada por la censura de la Corona.
La falta de elementos de comparación, el descrédito de los disidentes, la política de «conmigo o contra mí», no hacen más que agravar la psicosis interna hacia todo lo extranjero. El veto de Alemania, Francia y Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU ante la resolución para invadir Irak, generó todo tipo de descréditos hacia estos países, en especial Francia y Alemania (la vieja Europa en palabras del Secretariode Defensa Donald Rumsfeld) o el más reciente en la persona del jefe de los inspectores de la ONU, Blitz, a raíz de la publicación de la noticia de que va a escribir un libro donde tiene intención de contar las reticencias y cortapisas de la administración estadounidense para con el trabajo de los inspectores.
Más específicamente, puede verse perfectamente la clara estrategia de distracción de la administración estadounidense. A partir del ataque al World Trade Center, los focos de atención se han sucedido sin que en ningún caso puedan esgrimirse razones de seguridad nacional ante conflictos que no existieran con anterioridad al 11 de septiembre.
En primer lugar, la invasión de Afganistán, bajo pretexto de acabar con el régimen talibán, que, a su vez, apoyaba y daba cobijo a la organización Al-Qaeda, liderada por el saudí Osama Bin Laden, instruido y formado en guerra de guerrillas por la propia CIA para combatir a los rusos en Afganistán a principios de la década de los ochenta.
En segundo lugar, le tocó al régimen islamista de Saddam Hussein. El pretexto fundamental era el peligro que para Occidente suponen las armas de destrucción masiva, fabricadas y almacenadas por el régimen iraquí. Hasta la fecha, ni la comisión de inspectores de la ONU, ni los servicios de inteligencia estadounidenses, y por último, el ejército estadounidense, pudieron dar con el paradero de las mismas, o infraestructuras que permitieran pensar que se han fabricado.
La tercera maniobra de distracción surgió como consecuencia de la incapacidad del ejército estadounidense de capturar inicialmente a Saddam Hussein. En lugar de reconocer su incapacidad y torpeza, se apuntó hacia Siria, como posible país de recepción de Saddam y parte de su plana mayor. Se amenazó a este país con la invasión si se descubría que daban cobijo a miembros de la cúpula dirigente iraquí. Una vez más se amenazó con el uso de la fuerza, sin pruebas.
En cuarto lugar, se arremetió contra Hans Blitz, jefe de los inspectores de la ONU en Irak porque, una vez disuelta la comisión, hacía declaraciones en las que afirmaba que tenía intención de escribir un libro en el que daría detallada cuenta de los impedimentosy presiones recibidos por parte de la administración estadounidense. Especialmente llamativa fue la petición de mayores plazos para que la comisión pudiera realizar sus inspecciones con garantías.
Por último, le tocó el turno a Irán. El procedimiento era el mismo, se amenazaba con la fuerza para obligar a la administración iraní a iniciar un proceso democrático que condujera a la celebración de elecciones libres y democráticas.
Además de los medios, el cine cumple la crucial misión de confortar al ciudadano de a pie, y al igual que el coro en la tragedia griega, miente para adaptar la realidad a los intereses generales. La guerra de Vietnam ha sido tratada magistralmente por Hollywood, hasta tal punto que en una encuesta realizada en el curso 95-96 a alumnos de enseñanza secundaria dio como resultado que más del 90% de los encuestados pensaba que Estados Unidos ganó la guerra de Vietnam.
Se trata de un país que a la final del campeonato de béisbol lo llaman las series mundiales. Es como si los españoles llamáramos a los toros la fiesta internacional o la fiesta mundial. Un país cuyo gentilicio es imperialista: «american». Podrían haber adoptado «United Statish» o simplemente «Statish». Los canadienses cuando hablan de los habitantes de América del Norte (Canadá, Estados Unidos y Méjico) utilizan el vocablo «north american» en oposición a «american» reservado para los estadounidenses. De forma anecdótica, Canadá es el estado número 51 de la Unión para muchos estadounidenses. Desgraciadamente las parejas homosexuales estadounidenses tienen que desplazarse a la provincia de Ontario para contraer matrimonio en un momento en el que el Tribunal Supremo de los Estados Unidos acaba de derogar la ley de sodomía mencionada más arriba.
3. Análisis de noticias
Las ADM desaparecidas han dado origen a un cruce de acusaciones entre agencias nacionales des eguridad estadounidenses y británicas. El resultado es que se ha filtrado a los medios. Las preguntas que gran parte de la población siguen haciéndose son las mismas: ¿dónde están las ADM?; ¿estaban equivocados los servicios de inteligencia?, ¿o mintieron?; si mintieron, y las ADM eran una falsa razón para lainvasión, ¿cuál era la verdadera causa?; si el gobierno y su presidente a la cabeza mintieron, ¿están mintiendo sobre otros aspectos cruciales?; ¿puede la opinión pública creer a la administración estadounidense a partir de ahora? A continuación se citan algunas de las declaraciones más contundentes realizadas por promi nentes figuras de la administración estadounidense.
Texto 1: El vicepresidente Dick Cheney, declaraba el 26 de agosto de 2002: «Dicho de la forma más clara posible, no hay duda de que Saddam Hussein posee ADM».
Texto 2: La consejera de seguridad nacional, Condoleezza Rice, afirmaba el 8 de septiembre de 2002: «Saddam Hussein está trabajando activamente para conseguir armamento nuclear. Sabemos a ciencia cierta que se han recibido envíos de tubos de aluminio en Irak que sin duda sólo valen para los programas de armamento nuclear»
Texto 3: El secretario de defensa, Ronald Rumsfeld, enumeraba el 19 de septiembre de 2002 que Irak: «Ha amasado clandestinamente grandes cantidades de armas químicas, como el VX, gas sarín y gas mostaza»
Texto 4: Nueve días más tarde, el 28 de septiembre de 2002, George W. Bush señalaba: «El peligro para nuestro país es grande y va en aumento. El régimen iraquí posee armas químicas y biológicas, está reconstruyendo las instalaciones para fabricar más y, de acuerdo con el gobierno británico, podría lanzar un ataque químico y biológico en tan sólo 45 minutos»
Texto 5: El secretario de estado, Colin Powell afirmaba en las Naciones Unidas el 5 de febrero de2003: «Nuestras estimaciones más conservadoras son que a día de hoy Irak tiene almacenadas entre 100 y 500 toneladas de armas químicas… Estimados colegas, la declaración que estoy realizando hoy está respaldada por fuentes, sólidas fuentes. No se trata de suposiciones; lo que les estamos proporcionando hoy son hechos y conclusiones basadas en una sólida inteligencia».
Texto 6: El 17 de marzo, Bush lanzó su ultimátum bélico a Irak: «Inteligencia reunida por este gobierno y otros gobiernos no dejan duda de que el régimen iraquí continúa en poder de algunas de las armas más mortíferas que jamás se hayan diseñado»
Texto 7: El primer ministro británico Tony Blair afirmaba el 18 de marzo de 2003 que las opiniones de que Irak había destruido su armamento eran «palpablemente absurdas»
Texto 8: El 30 de marzo, a la semana de haber empezado la guerra, Rumsfeld declaraba: «Sabemos dónde están. Están en un área alrededor de Tikrit y Bagdad y al este, oeste, norte y sur».
Los hechos ahora nos demuestran (Ver el Washington Post, 06-06-03, 07-06-03; The New York Times, 05-06-03, 13-06-03; The Guardian, 30-05-03, 10-06-03) que tanto algunas de las más poderosas agencias de seguridad estadounidenses, la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA), la CIA, y británicas, el M16 por ejemplo, afirmaban que no existen informaciones fiables que confirmen que el régimen iraquí fabricara o almacenara ADM.
El New York Times, en un durísimo editorial publicado el 13 de junio, reclamaba que «Estados Unidos debe explicar la vergonzosa falsificación de pruebas sobre las armas prohibidas iraquíes».
El 17 de junio comenzó en el Reino Unido la investigación parlamentaria para estudiar las pruebas esgrimidas por el ejecutivo de Blair contra el régimen iraquí. Robin Cook, ex ministro de asuntos exteriores con Tony Blair, explicó que es evidente que el gobierno envió las tropas británicas a la guerra contra Irak partiendo de un error y ha escrito varios artículos en la prensa británica preguntándose por las ADM e instando al gobierno a que responda a sus preguntas. Veamos a continuación algunos elementos puntuales de justificación del discurso bélico empleado, utilizando como base las ADM
El texto 1 hace uso de marcadores discursivos contundentes y clarificadores: «dicho de la forma másclara posible» y «no cabe duda» sitúan la argumentación en una posición irrebatible. Asimismo, el hablante se garantiza que llega a una audiencia amplia, que en muchos casos no entiende el inglés del todo bien, y que en otros es una población con un elevado índice de analfabetismo funcional.
El texto 2 también utiliza marcadores de refuerzo,«a ciencia cierta», «sin duda», «sólo», además de un adverbial «activamente» para resaltar el ímpetu con que se está realizando la actividad
En el texto 3 Rumsfeld aborda directamente el tema y presenta la información cargando las tintas en la semántica de los términos elegidos: «amasando»,«clandestinamente» y «grandes cantidades». Los dos primeros dan idea de ilegalidad, el tercero, del volumen y por tanto peligrosidad de la acción.
En el texto 4 se nos advierte de que el problema va «en aumento», por tanto se sugiere que hay que actuar con diligencia. Incluso se da un tiempo de «tan sólo» 45 minutos para la actuación del ejército iraquí. Todos sabemos que el tiempo corría en su contra, por tanto, se instaba a una pronta actuación. Para ello, se contaba con el apoyo de otros países, «de acuerdo con», cuyos servicios de inteligencia han llegado a las mismas conclusiones.
En el texto 5 Colin Powell utiliza un mecanismo retórico de repetición para reforzar su posición «fuentes, sólidas fuentes». Además repite el calificativo «sólida» para referirse a los servicios de inteligencia compactos, fiables y dignos de confianza. Se resaltan las cualidades que se quieren ocultar.
En el texto 6 Bush vuelve a apoyarse en otros gobiernos, sin especificar cuáles: «inteligencia reunida por este gobierno y otros gobiernos». Sin duda, Bush aplica aquí el principio de que la mayoría tiene la razón, aunque no especifica de qué gobiernos se trata. Para justificar la invasión nos advierte que Irak posee las «más mortíferas armas jamás diseñadas». Este superlativo crea una correlación de ideas entre los objetos y el responsable de su proliferación. De alguna forma, se nos dice que las peores armas están en manos del peor hombre.
En el texto 7 Tony Blair utiliza un acto de habla indirecto para insultar a los opositores a la invasión de Irak. Afirma que las opiniones que defienden que Irak ha destruido su arsenal son «palpablemente absurdas». Es decir, si las opiniones son vertidas por personas que tienen opiniones absurdas es que ellas lo son. El acto de habla se ha convertido en un insulto directo hacia las voces disonantes.
En el texto 8 se nos dice que se sabe dónde están las armas: en un área entre dos ciudades, además de al este, oeste, norte y sur. ¿Quieren decir en todas partes o «no sabemos dónde están»? Si como afirmaba el senador republicano Randy «Duke» Cunningham en Fox News el 18 de junio de 2003, se trata de una «aplastante evidencia» cuando ya hacía más de un mes que Bush había declarado que la gran operación había terminado, ¿dónde está el miedo a desvelar el emplazamiento de las armas o simplemente las propias armas? El periodista presentador que lo entrevistaba no hizo más que asentir. La Fox no tiene por qué asumir las opiniones vertidas por sus invitados, pero tiene la obligación de investigar y cuestionar las opiniones de sus invitados. Días más tarde, aborda el coste de la guerra con el siguiente titular: «El coste de la libertad». Ninguno de los contertulios se preguntó, ¿libertad de quién? Esta misma cadena presenta unas declaraciones en las que el presidente Bush afirmaba sentirse confiado en que se encontrarán las ADM.
4. Conclusiones
Este artículo acaba aseverando la formidable función que el lenguaje desempeña en la llamada sociedad de las tecnologías de la información y la comunicación. Si bien el objetivo primordial que se perseguía en este trabajo no debía reducirse a dar pruebas de esta realidad incuestionable, sí constituye un paso previo necesario para señalar algunas de las claves que gobiernan estas tecnologías. Se ha intentado dar las claves para la interpretación lingüística de acontecimientos relacionados con la seguridad y el orden mundial
El gobierno español actual, aunque alineado con las posturas del gobierno estadounidense, está muy lejos de asemejarse a su aliado: ni por poderío militar o económico, ni por convicción, existe una conciencia de liderazgo para convertirnos en «vigías de occidente»
Finalmente, hay que dejar constancia de que en el propio Estados Unidos hay voces disonantes, que generalmente reciben, si no toda, parte de la atención que merecen. Por ejemplo, un gran número de personas del mundo del espectáculo, Susan Sarandon, Martin Sheen, o Tim Robins, por citar algunos de los más activos miembros, se han opuesto públicamente a la invasión de Irak, y a cualquier tipo de violencia o guerra originada por su país, y han recibido cobertura informativa en las grandes cadenas. Desgraciadamente, la respuesta ha sido la de siempre, ser tachados de antipatrióticos. Se ha intentado desacreditarlos con el argumento de su falta de formación política para analizar la política exterior de su país.
Deseo acabar con las palabras de una de las trabajadoras de la Biblioteca Pública de Cambridge (Ma- ssachussets, EEUU), cuando devolví un buen número de cuentos infantiles: «gracias por leer».
5. Referencias
- • FAIRCLOUGH, N. (1992): Discourse and social change. Cam- bridge, Polity Press.
- • FAIRCLOUGH, N. (1995): Critical discourse analysis. Harlow, Essex, Longman.FOWLER, R. y OTROS (1979): Language and control. Londres, Routledge.
- • FOWLER, R. (1991): Language in the news: discourse and ideo- logy in the press. Londres, Routledge.
- • KAPPLAN, R. y WIDDOWSON, H. (1992): «Applied linguis- tics», en BRIGHT W. (Ed.): International Encyclopedia of Lin- guistics, 1. Nueva York, Oxford University Press; 76-80.
- • LAKOFF, R. (1990): Talking power: the politics of language in our lives. Nueva York, Basic Books.
- • SCHÄFFNER, C. y WENDEN A. (1995): Language and peace. Aldershot, Brookfield USA, Dartmouth.
- • SILBERSTEIN, S. (2002): War on words: language, politics and 9/11. Nueva York, Routledge
- • THOMAS, L. y WAREING S. (Eds.) (1999): Language, society and power. Londres, Routledge.
- • WRIGHT, S. y OTROS (Eds.) (2000): Language, politics and so- ciety. Clevedon, Multilingual Matters